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Fuente: El Mercurio, sábado 22 de octubre 2010








Los gladiadores eran vegetarianos




En esta nota publicada en el Jornal de Medicina y Ciencias del Deporte, los científicos Umile Giuseppe Longo, Filippo Spiezi, Nicola Maffulli y Vincenzo Denaro sostienen que los mejores luchadores de la antigua Roma -los gladiadores y los legionarios de ejército romano- tenían un dieta vegetariana

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Los mejores luchadores de la Antigua Roma eran vegetarianos

La figura del gladiador trae a nuestra mente la idea de fuerza, entrenamiento duro, resistencia y eficacia mortal: una máquina de pelea perfecta. Históricamente, el gladiador era una especie de héroe del deporte y la medicina de los gladiadores fue tal vez una de las primeras formas de medicina del deporte. Las estatuas y pinturas de la antigua Roma nos hablan de este asombroso mundo de luchadores.

Hay restos de gladiadores famosos en todo el mundo conocido de la antigua Roma; personajes parecidos a nuestro Mohammad Ali o a Mike Tyson. La mayoría de ellos creció dentro de escuelas de lucha, como la de Capua, cerca de Nápoles en Italia. Espartaco, el gladiador rebelde que infligió una severa derrota al ejército romano, viene de allí. Los gladiadores tenían largas sesiones de entrenamiento para poder combatir en el circo.

Teniendo en cuenta las dietas modernas de los atletas de fuerza, podríamos suponer que los gladiadores tenían una dieta rica en proteínas. Sin embargo, el análisis de sus huesos dio lugar a la hipótesis de que los gladiadores eran atletas vegetarianos: en sus escritos sobre Roma, el antiguo historiador Plinio se refiere a los gladiadores como “hordearii” (comedores de cebada) (Eichholz et al., 1938).

Las plantas tienen niveles de estroncio más altos que los tejidos animales. Las personas que consumen más vegetales y menos carne presentan niveles más altos de estroncio en los huesos. Los niveles de estroncio en los huesos de los gladiadores eran dos veces más altos que los huesos de sus contemporáneos efesios (Kanz y Grossschmidt, 2007).

Los soldados del ejército romano, los “legionarios”, tenían un gasto diario de energía de unos 5000 kcal para los que realizaban trabajos de ingeniería y de 6000 kcal para los que luchaban en la guerra. En la actualidad, sólo los obreros y deportistas llegan a tales niveles de gasto de energía (Fornaris y Aubert, 1998). Los legionarios eran capaces de soportar largas campañas de guerra y “magnis itineribus” (marchas forzadas) sin fin, con una resistencia increíble a la fatiga. La ración diaria de los legionarios consistía en un 78% de carbohidratos, provenientes principalmente del trigo y la cebada. Esta dieta tenía la ventaja de proveer carbohidratos de absorción lenta, que proveen altos niveles de energía y son de fácil digestión. También proveía buena cantidad de fibra en el instestino, y podía restaurar las reservas de energía en el organismo (Fornaris and Aubert, 1998; Lemon et al., 1992). Los mejores luchadores del mundo antiguo eran esencialmente vegetarianos.

La necesidad de proteínas de los deportistas que entrenan con pesas es mayor que la de los individuos sedentarios (Limón et al., 1992). Sin embargo, el Instituto de Medicina concluyó que la evidencia de una mayor necesidad de los individuos físicamente activos no era convincente, y sugirió que el consumo diario recomendado de 0,8 g de proteína por kilogramo de peso corporal por día era apropiado para los adultos sanos que hacen pesas o ejercicios de resistencia (Washington, 2002). La cuestión de si el vegetarianismo tiene efectos beneficiosos o perjudiciales para el rendimiento deportivo también se ha considerado (Nieman, 1988, 1999). La observación de atletas vegetarianos y no vegetarianos (Hanne et al., 1986) no ha encontrado diferencias en el rendimiento o aptitud asociada con la cantidad de proteína animal consumida. Estudios de intervención realizados a corto plazo en el que los sujetos consumieron dietas vegetarianas y no-vegetarianas por períodos de prueba (de 2 a 6 semanas) no detectaron ninguna diferencia en los parámetros de rendimiento basados en la presencia o ausencia de alimentos derivados de tejidos animales (Nieman, 1988) . De acuerdo con estos resultados, los exámenes anteriores de la literatura científica han concluido que una dieta vegetariana bien planificada y variada puede satisfacer las necesidades de los atletas, como ocurrió con los gladiadores romanos y los legionarios.

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Nota original: http://www.jssm.org/vol7/n4/24/v7n4-24text.php
Traducción al español: Daniel Fresno

Fuente: http://bosquedefresnos.wordpress.com