Higienismo: pautas de vida para mantener o recuperar la salud




El higienismo es una corriente nutricional que se basa principalmente en una correcta combinación de alimentos, lo que previene enfermedades y activa mecanismos de autosanación del cuerpo. Puedes incluir una serie de hábitos higienistas en la dieta para mejorar tu calidad de vida, o bien, transformarte en un higienista hecho y derecho.

El higienismo nace, alrededor de 1820, por la inquietud de un grupo de naturistas norteamericanos que se dieron cuenta que su estilo de alimentación no era del todo preventivo frente a una gama de enfermedades comunes.

Los impulsores del higienismo tuvieron la lucidez de asociar o compatibilizar los alimentos de un modo armónico y absolutamente respetuoso del aparato digestivo del ser humano, pues concluyeron que las enfermedades eran provocadas por una mala combinación de los alimentos más que por la restricción de algunos de éstos. Por ello, la base de esta forma de alimentación es la compatibilidad de los alimentos.

Al higienismo también se le conoce como terapia proactiva.

Al lograr una correcta combinación alimentaria se reservaría la energía vital para una óptima manera de vivir. Esta energía es la que hace funcionar al organismo y es la que permite al ser humano disfrutar la afectividad, las relaciones con otras personas y vivir en plenitud. De esta forma, el higienismo podría mejorar la percepción del entorno de cada individuo y lograr que éste valore lo que es realmente importante en su vida, porque se está ahorrando la energía que se gasta de manera innecesaria en digerir los alimentos equivocados.

Para practicar el higienismo hay que conocer los componentes de los alimentos, para aprender a mezclarlos de forma correcta y, de esta manera, lograr un funcionamiento óptimo del aparato digestivo.

Quienes practican esta corriente no consumen leche, azúcar ni alimentos refinados como arroz blanco o harina. No toman agua de la llave, ni utilizan el microondas, no recalientan las comidas, ni consumen frituras.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 80 por ciento de las enfermedades tiene su origen en una mala alimentación. El higienismo es un sistema de vida que corrige esa alimentación inadecuada, lo cual previene enfermedades y, si ya existen, activa mecanismos de autosanación del cuerpo”.

No nos alimentamos de lo que comemos, sino de lo que digerimos bien. Para los higienistas el mínimo consumo óptimo significa el máximo rendimiento orgánico, lo que marca la diferencia entre terminar de vivir a terminar de morir. Terminar de morir es cuando el cuerpo se viene degenerando con los años y muere cuando ya no es capaz de seguir soportando la carga a la cual está sometido. En cambio, terminar de vivir es cuando la persona obtiene una longevidad legítima, independiente, lúcida y digna.

En prevención, hay pautas generales de alimentación. Sin embargo, para desintoxicarse, obtener un objetivo en salud o frente a un mal diagnóstico, el tratamiento es absolutamente personalizado pues en general no hay dos sistemas biorítmicos iguales.

La terapia proactiva efectúa un estudio denominado biodiagnosis, que dura aproximadamente una hora y media y revela la historia clínica de la persona.

Todo lo que comemos se transforma en sangre y si comemos sano, nuestra sangre será pura y sin toxinas. El cuerpo logra regenerarse una vez que se han podido limpiar los más de 100 mil kilómetros que tenemos de tubería interna.

SABORES COMPATIBLES

El higienismo se basa en la compatibilidad básica de los nutrientes, es decir, los alimentos que pueden o no ser combinados. Una mezcla inadecuada generaría putrefacción en el aparato digestivo; mientras que buenas combinaciones desarrollarían una fermentación óptima para la fabricación de sangre pura. Así se forman tejidos de mejor calidad y al mismo tiempo se incrementan las defensas del organismo.

A través del higienismo se pueden desinflamar órganos, disminuir tumores, regenerar arterias o eliminar quistes. Todo terapeuta higienista debe saber las combinaciones de cada alimento, no por grupo sino como alimento específico de la naturaleza”.

Por ejemplo jamás habría que mezclar una fruta dulce con una ácida. Sólo se puede juntar una ácida con una semiácida. Desde el punto de vista higienista, comer ensaladas de frutas resultaría nocivo para la salud pues se produce un caos en el aparato digestivo por la variedad de alimentos.

Los desgastes por incompatibilidades bajan las defensas y hacen que el organismo trabaje en exceso, desatando un envejecimiento precoz.

No hay nada peor que el postre para un higienista. O nos alimentamos de frutas o de verduras, pero nunca de ambos. La única salvedad es la manzana, porque es una especie de papa dulce que, al ser antiácida, ayuda a la digestión. Es similar a un antiácido efervescente en fruta.

Al momento de comer se debe conocer los modos de hacerlo, como por ejemplo: comenzar con los alimentos más ácidos hasta llegar a los más dulces. De los más acuosos a los más densos. Primero, las frutas, luego las verduras y finalmente, el almidón, las proteínas o los lípidos.

ALIMENTOS Y COMESTIBLES

El ser humano ingiere dos grandes grupos de productos: los alimentos y los comestibles. Los primeros son productos naturales; mientras que los otros, también pueden ser productos naturales, sin embargo, son tratados por una serie de prácticas como freír, cocer, recocer, recalentar, refinar, conservar mediante aditivos, colorantes y estabilizantes, lo cual los hace perder todos sus componentes nutritivos.

Por ello, la dieta debe estar compuesta principalmente por frutas jugosas, oleosas y hortalizas crudas, pues éstos contienen todos los componentes que el cuerpo necesita.

Desde el punto de vista del higienismo, los humanos son frugívoros-vegetarianos y lo ideal sería consumir los alimentos tal cual los entrega la naturaleza. Sin embargo, como ya no vivimos en un medio natural y en la actualidad todos los alimentos son producidos con intervención humana, la dieta ya no puede ser ideal debido a que estos frutos que se encuentran en las ciudades no tienen el valor biológico, energético y nutricional de antaño. Por esta razón, no se puede llevar una dieta exclusivamente de estos frutos pues podría ocasionar carencias nutricionales. En ese sentido, la dieta higienista debe ser complementada en parte con otros alimentos como verduras, germinados, cereales integrales, legumbres, etc., los cuales se consumen en su mayoría crudos.

A diferencia de los vegetarianos, los higienistas no creen en la necesidad de buscar fuentes de proteínas que reemplacen a las de la carne. “Cuando el cuerpo está limpio, produce sus propias proteínas.

Existen una serie de productos que quedan fuera de la dieta higienista como el azúcar, por ejemplo, que sería otro elemento nocivo para la salud pues provocaría perturbaciones digestivas, diabetes, nerviosismo, desmineralización y descalcificación de los huesos, caries, gingivitis, entre otras afecciones. La única fuente de azúcar son las frutas y la miel.

La sal, por su parte, tendría un alto grado de incidencia en las enfermedades degenerativas. El sodio obtenido de la sal comercial es irritante. Las sales minerales contenidas en los productos naturales pueden ser asimiladas por el aparato digestivo del ser humano, pues son sustancias que han logrado ser asimilables para el cuerpo por los propios vegetales.

El pan blanco es otro alimento que no consumen los higienistas. La harina refinada no posee los minerales, vitaminas y fermentos que están naturalmente en el grano de trigo completo. El pan blanco debe ser reemplazado por un auténtico pan integral.

Los higienistas tampoco consumen café ni té y en la medida de lo posible, no toman fármacos ni medicamentos naturales. “Los higienistas CASI nunca se enferman”.

No comen grandes cantidades y no se alimentan muy tarde. Todo almuerzo o cena debe comenzar con una ensalada grande al mediodía y más pequeña por la noche, aliñándola sólo con aceite de oliva o de maíz no transgénico.

Si se está en plena etapa de desarrollo, se recomienda el uso moderado de lácteos procesados naturalmente como yogur natural, queso fresco o ricota.

El higienismo es un estilo de vida que ayuda a vivir en armonía con las necesidades fisiológicas del organismo, y ello se lograría sólo consumiendo alimentos sanos bien combinados y dejando de lado todos los productos intervenidos e industrializados.

En síntesis, los higienistas aseguran que tienen la clave no sólo para vivir sanos, sino también para vivir hasta que la propia naturaleza diga lo contrario.

HIGIENISMO Y DIETA HIGIENISTA

El higienismo y la dieta higienista surgen, a finales del siglo XVIII, como un movimiento que relaciona nuestro entorno y nuestra salud física y emocional.

El higienismo trata de divulgar la Higiene Vital que son pautas de vida ideal para mantener o recuperar la salud.

Algunas pautas básicas del higienismo:

* Estar en continuo contacto con la naturaleza, pasear por el campo siempre que sea posible, tomar conciencia del cambio de estación, del ritmo día y noche, etc.

* Practicar ejercicio físico, dormir las horas necesarias, evitar situaciones innecesarias estresantes.

* Prescindir al máximo de sustancias químicas, evitar los medicamentos, en la medida de lo posible. No usar cosméticos químicos, usar ropa a base de fibras naturales, evitar el uso de productos químicos de higiene y limpieza en el hogar, etc.

* Sanar nuestras emociones, rodearnos de un ambiente positivo, solucionar “temas pendientes” con otras personas, trabajar en lo que nos de satisfacción personal, reír, bailar, etc.

* Practicar puntualmente el ayuno a fin de desintoxicar nuestro organismo.

* Dieta rica en frutas, verduras, germinados, frutos secos y legumbres adaptada a cada caso en particular y tratando de respetar las compatibilidades entre los alimentos.

EN QUÉ CONSISTE LA DIETA HIGIENISTA

La dieta higienista se basa en que la alimentación es un factor básico en nuestra salud.

Los alimentos deben estar cultivados de un modo saludable para nosotros y para el medio ambiente prescindiendo de productos químicos, aditivos, etc.

Evitar, en lo posible, alimentos de origen animal a fin de evitar el sufrimiento de los animales y al mismo tiempo tener nosotros una dieta más saludable.

Deben consumirse, en general, crudos a fin de mantener todas sus propiedades y que sean alimentos de la estación correspondiente.

A la hora de comer hay que respetar la combinación de alimentos o dieta disociada y por ello no hemos de mezclar proteínas (carne, pescado, legumbres, lácteos, etc.) con hidratos de carbono (avena, arroz, trigo, centeno, cebada, maíz, quinoa, pasta, pan, patata, etc.) ya que nuestro sistema digestivo fabrica diferentes jugos para cada grupo de alimentos.

Tampoco hay que mezclar, en la misma comida, frutas y verduras o frutas dulces y ácidas.

En general la dieta será rica en frutas, verduras, germinados, algas, frutos secos y legumbres y evitar la sal.

HIGIENISTAS FAMOSOS

Hipócrates, siglos antes de Jesucristo, ya sentó la base del Higienismo al proclamar “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”. Pitágoras, Leonardo da Vinci o Mahatma Gandhi han sido, entre otros muchos, famosos higienistas.


Fuente: www.elciudadano.cl
Publicado el Jueves 11 Noviembre, 2010

1 comentario:

F.N.A. dijo...

Muy buen articulo. Llevo un par de semanas haciendo algunos pocooms cambios en mi alimentación, basandome en el higienismo, y ya noto pequeños cambios en mi salud...