Aprender de la naturaleza

Por Marcelo Lasagna

La biomímesis presenta una era basada no en lo que podemos extraer de los organismos y ecosistemas, sino en lo que podemos aprender de ellos. Esto difiere de la bio-utilización, que supone cosechar un producto o productos, como cortar madera para hacer pavimento o recolectar plantas medicinales.

La vida profesional actual está marcada por proyectos, emprendimientos e innovación. Un proyecto es la sistematización de un plan de trabajo para lograr un objetivo, el emprendimiento es la capacidad de quienes lo impulsan para alcanzarlo; la innovación es la percepción de los impulsores de la relación de su propuesta con el valor que le da la gente. Constantemente formulamos proyectos en un entorno donde las necesidades cambian de modo dinámico, lo que exige algunas nuevas capacidades para afrontarlas.

Eduard Punset, divulgador científico y economista, en su libro “Adaptarse a la marea” da ideas basadas en el biomimetismo; esto es, observar cómo funciona la naturaleza e imitar aquellos procesos armoniosos para aplicarlos a la actividad humana. Significa ver la naturaleza como una maestra y aprender para hacer una vida sostenible. La biomímesis presenta una era basada no en lo que podemos extraer de los organismos y ecosistemas, sino en lo que podemos aprender de ellos. Esto difiere de la bio-utilización, que supone cosechar un producto o productos, como cortar madera para hacer pavimento o recolectar plantas medicinales.

La biomímesis se aplica a un sinfín de campos, desde producción de nuevos materiales o los estudios que se hacen para replicar la tela de araña, cuya resistencia es cinco veces superior al acero. Aplicaciones en la medicina, estudiando la conducta de los insectos, para que nos digan qué plantas pueden ser apuestas de nuevas medicinas. Se están construyendo polígonos industriales que funcionan en un ciclo cerrado, emulando patrones de ecosistemas maduros como los bosques de secuoyas. Se está estudiando el mejillón azul, que se agarra a las rocas por una sustancia adhesiva que hace lo que las nuestras no pueden, secarse y pegar bajo el agua. Otros están mimetizando las estrategias de selección natural como herramientas para optimizar softwares, llamados “algoritmos genéticos”. Las aplicaciones son tantas como el crisol de la actividad humana.

Aquí me interesa un campo: las organizaciones y lo que hacen las personas en ellas. Las estrategias llamadas extractivas, que expolian el medio, forman parte de una visión que poco a poco vamos abandonando. Las nuevas estrategias deben llevar en su ADN la sustentabilidad, el movimiento armónico con su entorno. La naturaleza nos ofrece lecciones a incorporar en cómo operamos y cómo lograr beneficios de largo plazo. Los insectos sociales son un ejemplo de organización inteligente. Creemos que los insectos sociales han sido muy exitosos -han sobrevivido a casi todos los cambios del planeta y viven en diversos ecosistemas- por tres cualidades: flexibilidad (la colonia puede adaptarse a un entorno cambiante), robustez (cuando uno o más individuos fallan, el grupo aún puede desempeñar sus funciones) y auto-organización (labores no supervisadas a nivel central ni local, es un sistema distribuido).

Los dos primeros son muy reconocidos por los ejecutivos de negocios, pero a menudo son muy reacios al tercero, quizás el más intrigante. A través de la auto-organización, el comportamiento del grupo emerge de la interacción colectiva de todos. Un tema crucial y recurrente en un enjambre inteligente es que incluso si los individuos siguen reglas simples, el comportamiento grupal puede ser sorprendentemente complejo y eficaz. La solidez y flexibilidad son propiedades emergentes de la auto-organización. Conocer cómo funcionan los procesos organizativos de los insectos sociales podría arrojarnos luces para proyectos y estrategias de negocio exitosas y sustentables. Se ha pensado que la naturaleza está afuera de nosotros y hay que controlarla y explotarla, pero es hora de comenzar a observar y aprender de ella.

Fuente: www.lanacion.cl
Jueves 29 de octubre de 2009

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